Un bello casco histórico medieval, una de las universidades más antiguas, y una de las mejores gastronomías de Italia. ¿A qué esperas para conocer Bolonia?
Por qué visitar Bolonia
No es una de las capitales más renombradas del país. Sin embargo, sus calles esconden cientos de curiosidades esperando a ser descubiertas.
Pasea bajo sus más de 40 kilómetros de soportales, resguardado del sol o de la lluvia, observando sus mil y una diferencias. Arcos, colores, mosaicos, bustos, columnas, relieves… Imposible elegir una pasarela favorita.
Y bajo su protección, cientos de negocios tradicionales ofreciéndote una de las gastronomías más queridas de toda Italia. Mmm… ¿tienes hambre?
Pues no te pares aún, porque al finalizar esta calle, aparece una de sus plazas, dominada por una iglesia singular, como ninguna que hayas visto antes. O quizás sean edificios históricos, o alguna de sus torres medievales desafiando el paso de los años.
No tengas miedo a dejarte llevar por tus pies o tu mirada, cualquier rincón tiene el potencial de enamorarte. Pero tranquilo, no te perderás.
A tu paso encontrarás una ciudad bulliciosa y llena de vida, gracias a la gran actividad social de la que le dotan los miles de estudiantes, locales y turistas.
Suele describirse como la dotta, la grossa, la rossa; o lo que es lo mismo, la docta, la gorda y la roja.
- La Dotta se debe a que su universidad es una de las más prestigiosas y antiguas del mundo. Por ejemplo, en la biblioteca Archiginnasio puedes visitar el primer anfiteatro donde se impartieron clases de anatomía humana.
- Grossa hace alusión a su deliciosa tradición culinaria, aunque basar una dieta por completo en ella no sería recomendable. Es muy rica en productos animales y tipos de pastas, mientras que algo pobre en verduras y legumbres. Hay decenas de platos típicos que te encantarán. En concreto, los boloñeses están especialmente orgullosos de su mortadela y del queso parmesano.
- La Rossa deriva del color de sus techos y de algunos edificios. La mejor forma de disfrutar de esta cualidad es subirse a una de las torres medievales que aún quedan en pie. Las más famosas son Garisenda y Asinelli, símbolos de Bolonia.
Qué ver
A continuación te nombro los lugares que más llamaron mi atención durante nuestra visita. Pero recuerda, no te limites a esto.
Tómate tu tiempo para pasear por ella y descubrir rincones desconocidos para la mayor parte de los turistas.
Salte de las rutas preestablecidas e imprégnate de su fragancia medieval.
Tómate una cerveza en una plaza, entra en algún comercio gastronómico tradicional, habla con lugareños…
Y enamórate de esta preciosa ciudad italiana.
Soportales
Los más de 40 kilómetros de soportales que conforman sus calles hacen que, una de las mejores maneras de disfrutar Bolonia, sea paseando bajo ellos.
Al crearse en ella su renombrada universidad, la gran afluencia de estudiantes forzó la construcción de nuevas estancias donde alojarlos a todos. Así, empezaron a hacer edificios con estancias que ganaban terreno a la calle.
Con el fin de no eliminar espacio a los viandantes, se construyó siempre creando soportales que permitieran una circulación fluida bajo ellos.
Y… ¡voilà!
Así es como esta capital se convirtió en la ciudad de los soportales.
Cada uno de ellos es distinto del siguiente, así que cálzate una buenas deportivas, y… ¡a descubrirlos!
Santuario Madonna di San Luca y Via San Luca
La calle de soportales más impresionante es el Pórtico de San Luca.
Consta de 666 arcos y recorre más de 3,5 kilómetros colina arriba, conectando Bolonia con el Santuario Madonna di San Luca.
A lo largo de esta vía encontrarás a multitud de deportistas caminando o corriendo a cualquier hora. Eso sí, prepárate para la subida de escaleras y cuestas, ya que hay unos 300 metros de desnivel entre la ciudad y el santuario.
Fuente de Neptuno
Esta fuente es uno de los símbolos de Bolonia. Se encuentra en el centro de la Piazza Nettuno, junto a la Piazza Maggiore. En realidad, están tan cerca la una de la otra, que parecen la misma plaza, no tiene pérdida.
Tras su construcción, la Iglesia obligó al arquitecto a reducir el tamaño de los atributos masculinos de la escultura, tachándolos de indecentes.
Como venganza, su creador modificó la obra de manera que, desde un ángulo determinado, el dedo índice de la mano simula un voluminoso miembro erecto. Si te sitúas frente a la puerta del edificio Salaborsa, podrás visualizar dicha perspectiva.
La fuente estaba cubierta por obras de restauración durante nuestra visita, por lo que no pudimos comprobarlo con nuestros propios ojos.
Basilica di San Petronio
Se trata de la iglesia más renombrada de Bolonia, dedicada al patrón de la ciudad. No en vano está situada en Piazza Maggiore, en pleno centro. Sin embargo, la entrada es gratuita.
En principio, este templo fue diseñado para ser el más grande de toda Italia, superando incluso a la basílica de San Pedro, en Roma.
Con el fin de evitar esto, una orden papal ordenó construir el Archiginnasio en parte del terreno destinada a ella.
Su construcción se alargó a lo largo de varios siglos, y, como podréis observar, la decoración de la fachada nunca fue terminada.
Archiginnasio
Este palacio es uno de los más significativos, ya que fue sede de la Universidad de Bolonia.
En su interior aún se encuentra el llamado teatro anatómico, una sala en forma de anfiteatro dónde se daban clases de anatomía humana.
Fue destruido durante la segunda guerra mundial, por lo que, lo que ves hoy en día es una reconstrucción.
El edificio está decorado por casi seis mil escudos, muchos de los cuales pueden observarse nada más entrar , a todo lo largo de su patio interior. En la actualidad, alberga una biblioteca.
Basilica di Santo Stefano
En realidad, esta curiosa iglesia está formada por siete templos independientes. No te la pierdas.
Además, se encuentra emplazada en una de las plazas más bellas de la ciudad, con la que comparte su nombre.
Como curiosidad, en ella puedes recorrer la corte Isolani, pasaje que atraviesa un conjunto de palacios restaurados, hoy día ocupados por decenas de comercios y restaurantes.
También verás el famoso palacio Salina, en cuya fachada se encuentra la cabeza del mismísimo diablo disimulada entre los rostros de la familia que habitaba originalmente el edifico.
Deja bastante claro el poco aprecio que les profesaba el arquitecto encargado de la obra.
Las dos torres: Garisenda y Asinelli
De las más de 100 torres que poblaban Bolonia, tan sólo 24 siguen en pie.
Garisenda y Asinelli son las más famosas y símbolos de la ciudad. Reciben su nombre de las familias que ordenaron su construcción.
El tamaño de la torre Garisenda es menor que el inicial. Se inclinó y tuvo que ser reducida tras ceder sus cimientos.
Asinelli es la más alta de las dos (más de 90 metros). Por 3 euros, puedes subir sus 498 escalones para contemplar los techos rojos desde las alturas. Las vistas merecen la pena.
Dónde comer
La mayor parte de los italianos que conozco han admitido en alguna ocasión que la gastronomía de Emilia-Romagna es espectacular. Y Bolonia, en concreto, resalta como una ciudad en la que mantener la dieta no te resultará nada fácil. Por algo la llaman la Grossa.
Algunos de los platos típicos que querrás probar son los tagliatelle al succo di prosciuto (pasta con salsa y carne de cerdo), tortellini in brodo (caldo con pasta rellena), passatelli (un tipo de pasta hecha con pan y queso parmesano) o cottoletta alla petroniana (carne empanada, frita y cocida en salsa de trufa y requesón).
Además de estos platos elaborados, sus habitantes están especialmente orgullosos de su queso parmesano (con razón) y de su mortadela. No te vayas sin probarlos.
Naturales de la zona me recomendaron lugares como Biassanot, Serguei o All’Osteria Bottega (en este último debes reservar con antelación). Sin embargo, casi todos los restaurantes que probamos nosotros están bastante alejados del centro.
Si vosotros también queréis o podéis apartaros de zonas muy transcurridas, os recomiendo la Antica Trattoria da Gigina. Pero tened presente que los precios de este establecimiento no son bajos (nos costó 28€ por persona, sin consumir alcohol).
El día que bajamos a pie la vía San Luca, desde el monasterio, tomamos un menú de medio día a buen precio en la trattoria Meloncello.
Por el contrario, si buscas hacer un inciso en la degustación de platos boloñeses, puedo recomendarte el restaurante persa Pars. Te sorprenderá, tanto por la curiosa atención al cliente como por sus salsas y arroces deliciosos. Uno de mis favoritos es el Adas Polo, aunque todos los que probé merecían la pena.
Entre las seis y las ocho de la tarde, únete a la multitud de estudiantes, lugareños y turistas tomando un aperitivo. Es habitual que muchos bares te ofrezcan un pequeño buffet de productos de forma gratuita cuando pagas una bebida. Ésta es una buena forma de cenar por un módico precio.
A pesar de que hay establecimientos de este tipo en Bolonia donde la calidad es mucho mejor, en la mayoría de ellos el menú gratuito se basa en harinas y alimentos fritos.
Personalmente, prefiero pagar un poco más y comer bien. Un lugar perfecto para hacer esto es algún bar/charcutería de la via Pescherie Vecchie o cualquier otro establecimiento de esa zona (conocida como el Quadrilatero). Nosotros probamos la Salumeria Simoni, donde pedimos una deliciosa tabla de quesos y embutidos para dos más bebidas por tan sólo 10€/persona. Nada mal, ¿no crees?
Aún más barato puede resultar la Osteria del Sole, un establecimiento histórico donde te permiten consumir comida de fuera mientras disfrutas de sus vinos.
Otros lugares geniales para cenar un aperitivo económico son el Mercato delle Erbe y el Mercato di Mezzo, ambos marcados en el mapa al final de esta página.
Y por último, pero no menos importante, los dulces.
La mayor parte de los postres que podrás encontrar en los restaurantes serán caseros y contendrán algún tipo de queso, como el mascarpone, y mucha, muchísima, yema de huevo. Tan sólo debes fijarte en el color amarillo intenso de todas sus cremas para darte cuenta.
Otra opción es, saltarte el postre y tomarte un delicioso helado mientras paseas bajo los soportales. A pesar de que la mayor parte de las heladerías son artesanas, merece especial mención la Cremeria Funivia, gracias a su selección de sabores innovadores y combinaciones deliciosas.
Cuándo ir
En invierno, las temperaturas oscilan entre los 0 y 6ºC, mientras que en verano alcanzan máximas de 30ºC algo asfixiantes para una jornada de turismo por la ciudad.
Por lo tanto, primavera y otoño son las mejores épocas para visitarla.
Las precipitaciones no son muy extremas, aunque noviembre suele ser el mes más lluvioso. En cualquier caso, los magníficos y omnipresentes soportales te protegerán tanto del sol como de la lluvia, así que no te preocupes.
Sea cuando sea, ¡ve a Bolonia! No te arrepentirás.
Nosotros estuvimos allí a mediados de septiembre del 2016. De cuatro días, tres fueron soleados y bastante calurosos (pantalones cortos y una camiseta son más que suficientes). El cuarto, a modo de despedida, cayó una fuerte tormenta que duró varias horas.
Cómo llegar
Existen tres posibilidades para llegar:
Avión
Si tienes que llegar a Italia desde España y tu primera parada es Bolonia, estás de suerte.
El aeropuerto, que se encuentra a escasos quince minutos de la ciudad, recibe decenas de vuelos directos de Ryanair, desde capitales como Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Ibiza, Gran Canaria o Tenerife. También operan Iberia y Vueling desde Madrid y Barcelona, respectivamente.
Una forma estupenda de ahorrar dinero a la hora de volar con estas compañías es aprender a viajar sólo con una bolsa de mano.
Te lo aseguro, una vez que aprendas a moverte ligero de equipaje, no querrás volver a cargar con grandes maletas. No sólo ahorras bastante dinero en el precio del billete, sino que ganas tiempo (el de facturación y espera en la cinta del aeropuerto).
Además, te permite cargar con tu pequeña bolsa sin miedo a hacerte daño en la espalda, mucho más ágil y con libertad de movimiento.
A la hora de buscar vuelos, a mí me gusta por Trabber porque el precio que te muestra es final (incluye los gastos de tarjeta y otras tasas). Eso sí, siempre compruebo también los precios de eDreams y Momondo.
Nunca sabes quién tendrá las mejores ofertas. 😉
Tren
Si estás recorriendo Italia en tren, estás de suerte, porque la estación de Bolonia conecta con otras capitales italianas, como Milán, Florencia o Roma, a través de trenes de alta velocidad (llamados frecciabianca, frecciarossa, frecciargento…).
Son muy rápidos y, si compras el billete con suficiente antelación en esta página, puedes ahorrar bastante gracias a la tarifa supereconomy.
Además, la estación está a tan solo 15 minutos andando del mismísimo centro de la ciudad, por lo que no necesitarás tomar otro transporte (esto dependerá de la hora a la que llegues o del tamaño de tu equipaje, claro).
Coche
Si estás recorriendo Italia en coche, deberás estacionarlo en las afueras o en el aparcamiento que te ofrezca tu alojamiento.
El tráfico en su casco medieval está limitado a residentes y transporte público.
Por lo tanto, si tu alojamiento está situado en él, habla con los dueños para saber por dónde puedes conducir y dónde aparcar. Nosotros optamos por buscar alojamiento con aparcamiento privado en las afueras.
Si no vas a pasar la noche en Bolonia, quizás te interese saber que, junto a la estación de tren, encontramos un parking de pago bastante cercano y accesible, (he marcado el lugar en el mapa al final de esta página). Hay otros, aunque, cuanto más te acerques al casco histórico, más caros serán.
Dónde dormir
Mi recomendación, si no vas en coche, es que duermas cerca del centro de Bolonia. Los alrededores no son especialmente bonitos, sobre todo a la noche.
Hay multitud de opciones en Booking y Airbnb. Eso sí, cuanto más cerca del núcleo, más cara resultará tu elección. Por lo tanto, por el bien de tu bolsillo, reserva cuanto antes.
Si llevas coche, en el centro deberás pagar por un aparcamiento privado y no podrás acceder a cualquier punto de la ciudad. En este caso, una buena opción es alojarse en los alrededores, tal como hicimos nosotros.
En concreto, pasamos varias noches en el apartamento de Airbnb “Terrace between fair&city center”, que también consta en Tripadvisor como HomeinBo.
El apartamento es amplio, renovado y con todo lo necesario. De noche, se escucha algo de ruido procedente de pisos colindantes y de la carretera, pero nada fuera de lo normal. La atención recibida por parte del dueño al llegar fue insuperable. Además, consta de plaza de aparcamiento privada.
Desde él puedes caminar durante unos 30 minutos o coger un autobús y llegarás al centro sin problemas.
El único inconveniente, es que debes pasar junto a la estación de tren. Y todos sabemos que las estaciones de tren, sobre todo a la noche, no son especialmente seguras o agradables. Sin embargo, nosotros no tuvimos ningún problema en nuestros habituales paseos desde el casco histórico a casa después del aperitivo.
Además, si estás aquí para asistir a alguna convención o congreso, el emplazamiento de esta casa es perfecto, ya que se encuentra a escasos minutos de la Fiera.
Links de utilidad
- Web de Trenitalia.
- Oferta de hoteles en Bolonia.
- Vuelos a Italia: Trabber, eDreams, Momondo y Vueling.
- 5% de descuento en tu seguro de viajes IATI.
Espero haberte convencido de que merece la pena visitar Bolonia, al menos una vez en la vida. Con la cantidad de vuelos que unen esta maravilla de ciudad con España, ¿a qué esperas?
Y si estás de ruta por Italia, no te frenes aquí, sigue descubriéndola:
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Y recuerda, si necesitas más información sobre éste destino, déjame un comentario aquí abajo. Te ayudaré encantada en todo lo que esté en mi mano.
Estupendo review!! Gracias por compartir tus experiencias viajeras!
¡Un placer, Marab! Me alegro mucho de que te haya gustado la entrada. ¡Saludos!